Marcos y Ku kian Yu eran los únicos sobrevivientes de la expedición Argos, que se había iniciado a fines de octubre.      

La expedición consistía en realizar investigaciones en la Cordillera de Los Andes.  Ellos habían partido desde la ciudad de San Juan. Eran cinco estudiantes del último año de ingeniería al mando del Licenciado Kamperi.

Llevaban 20 días en esta misión y como tres de los estudiantes se enfermaron, debieron quedarse en el refugio con Kamperi y Marcos y Ku kian Yu siguieron la búsqueda.

_Ven Ku Kian Yu, acamparemos aquí, necesitamos descansar para que mañana podamos escalar esa gran mole que es el Aconcagua.

 Al otro día comenzaron la odisea, cuando llegaron a la mitad del camino, divisaron la entrada de una cueva y decidieron investigar. Era la entrada de un largo túnel que rodeaba a una laguna subterránea. Después de mucho caminar, vislumbraron una luz y apresuraron el paso; al acercarse a dicha luz quedaron atónitos, frente a ellos se levantaba una extraña y majestuosa ciudad.

Marcos dio un grito de alegría y dijo a su amigo:

_ Aquí está lo que buscábamos, ésta es Argia, la tan famosa y misteriosa ciudad descripta por muchos escritores.

_ ¡Es real, es real!, dijo Ku kian Yu.

_Toma fotos de cada rincón que yo escribiré en mi cuaderno de notas, dijo Marcos.

“Argia es una ciudad muy original, ya que en ella no hay aire, todo es tierra, el oxígeno para los argianos es un gas que proviene del centro mismo de la tierra. Estamos en el interior del Aconcagua.” escribió Marcos.

Estaba tan concentrado escribiendo que no se había dado cuenta de lo que había sucedido a su alrededor y fue Ku Kian Yu quien hizo que notara que al llegar ellos, el tiempo se había detenido y sus habitantes se habían paralizados.

Marcos siguió con sus anotaciones:

“Argia está construida con muchos desniveles, como capas o grandes escalones, 10 en total. En el primer escalón hay solamente agua que es donde se produce la energía y a través de unos cilindros se transporta a los nueve estratos superiores y con grandes máquinas iluminan toda la ciudad.

En el segundo escalón se desarrolla la agricultura hidropónica. Las plantas que cultivan sirven para su alimentación.

En el tercer escalón están los animales. Está dividido en dos partes, una para los animales salvajes que deben preservarse y en el otro, los animales que le sirven también para su alimentación.

En el tercer escalón están las fábricas, las industrias que los autoabastece.

En el cuarto escalón se encuentran los edificios destinados a la educación, construidos de acrílico de color rojo, azul y amarillo.

En el quinto escalón vive el pueblo en general. Sus casas son circulares realizadas en plástico y acrílico, con el confort necesario para ellos.

En el sexto escalón, hay verdes y extensos jardines, con plazas donde descansan y se divierten los argianos.

En el séptimo escalón están los teatros, los cines y los lugares destinados a la cultura, todo es de vidrio y donde la música invade todos los rincones.

En el octavo escalón hay mucho silencio porque es el lugar sagrado destinado al ritual espiritual de los muertos y allí se realizan los crematorios y les rinden sus ofrendas y oraciones.

En el noveno escalón viven las autoridades de la ciudad, aquí todo es de mármol y madera.

En el décimo y último escalón se encuentran los que protegen a la ciudad. En este piso están las armas, las computadoras y robots y aquí viven los científicos. Desde este lugar se controla todo para abajo y se evitan los ataques del exterior.

_ Marcos, a pesar de que esta ciudad está bajo tierra, sus habitantes se parecen a nosotros.

_ Sí es verdad, Ku Kian Yu, y además tienen una organización perfecta.

_ No Marcos, casi perfecta.

_ ¿Por qué?

_ Porque aquí no hay cabida para los poetas.

_ ¿Por qué?

_ Porque aquí importa más la ciencia que el amor, la técnica y las armas más que los sentimientos de amistad.

_ Sí, es cierto lo que dices.

_ Bueno amigo mío es hora de partir.

Subieron a un tubo catódico, apretaron un botón y ya estaban en la entrada de la cueva. Se volvieron para observar todo por última vez. La ciudad había retornado a su ritmo habitual.

         Se alejaron un poco, cuando escucharon un gran estruendo, y vieron que todo empezaba a desmoronarse. Fueron arrastrados por la nieve hasta que lograron aferrarse a una gran roca y esperaron que la avalancha cesara.

Después de unas horas todo el lugar había cambiado, ya no podían divisar la entrada a la cueva. Ésta había quedado sepultada por la nieve.

Los dos amigos caminaron hacia el refugio desde donde serían transportados a la ciudad de San Juan y allí se enteraron que sus compañeros y el Licenciado Kamperi habían desaparecido y que los daban por muertos.

“Argia seguía siendo un misterio, una leyenda, un mito porque en la avalancha habíamos perdido la cámara fotográfica y mis notas. Solo quedaba en nuestras mentes el recuerdo de esta aventura. Indudablemente los argianos  no querían ser descubiertos y nosotros  no teníamos pruebas que certificaran la existencia de Argia”.