“El olvido es un gran simulacro

repleto de fantasmas

que nadie sabe ni puede,

aunque quiera, olvidar”…

Mario Benedetti

 

Me parece mentira, increíble, que después de tantos años que vivo en este departamento y cuando había decidido tomar un poco de distancia de esa etapa de la historia argentina, la casualidad o la causalidad o lo sobrenatural hizo que descubriera su historia.

Una mañana de mucho calor del mes de diciembre, sentada en el inodoro de mi baño, veo reflejada en el espejo mi bata de toalla blanca con una capucha para envolverme la cabeza. Siempre estuvieron colgadas ahí, pero algo me llama la atención, observo fijamente y diviso una cara redonda formada por las arrugas de la tela. Ante mi extrañeza, cierro los ojos, los vuelvo a abrir y la imagen del rostro sigue en el espejo. Me levanto rápidamente y voy por mi cámara de fotos y le tomo una.

A pesar de lo extraño que me pareció el episodio, no le di importancia y la imagen quedó guardada en mi cámara.

A los pocos días viajo a San Juan para pasar las fiestas con mi familia, una siesta del mes de enero de sobremesa con mi hermano, cuñada y sobrinos decido tomar fotos y allí estaba él.  Les muestro la foto y les comento el episodio ocurrido hacía 15 días atrás. Les digo que el rostro pertenece a alguien que no conozco y bromeando comento que tengo un fantasma en mi departamento.

Mi cuñada me dice: ¿Quién vivía anteriormente en tu departamento? Le respondo que solo sé el nombre del dueño anterior; a lo que me sugiere ¿Por qué no lo “googleas”?

La charla quedó ahí y todos se fueron a dormir la siesta. Traigo mi tablet y empiezo la búsqueda; después de unos pocos minutos aparece un rostro y del anonimato surge él, Domingo Angelucci. Un escalofrío corre por mi cuerpo, veo similitud entre la imagen que está en la pantalla y la foto tomada por mí.

Miedo, intriga, curiosidad, asombro, sensaciones extrañas me invadían, respiro profundamente, trato de relajarme y comienzo a leer:

           Domingo Angelucci

Nació el 25 de marzo del 1932, en Bahía Blanca. A los 22 años se casó con Rafaela Magaña y años más tarde tuvo un hijo, Julio César.

Estudió abogacía en la Universidad de Buenos Aires. También se recibió de procurador y notario. En 1957 comenzó a trabajar en la Caja de Ahorro y Seguro de la Nación, allí tuvo varios puestos, uno de ellos fue en la Sucursal Mendoza. Tras recibirse de abogado, pasó a Asuntos Jurídicos como Apoderado. Sus compañeros de trabajo de la Caja Nacional de Ahorro y Seguro no le conocieron ningún tipo de militancia.

El 26 de enero de 1977, se encontró en un café con su cuñado y un socio de éste. Afirmó que debía ir al Departamento Central de Policía a realizar un trámite y que volvería en corto tiempo. Pero no regresó ni se volvió a saber nada de él.

Según consta en una de las causas relacionadas con lo sucedido en la ESMA, habría ido al Departamento Central (ubicado en Virrey Ceballos y Avenida Belgrano, Ciudad de Buenos Aires) a retirar el pasaporte de Alicia “Marta” Eguren, esposa de John W. Cooke.

Según el archivo general de la memoria y el legajo de la Conadep, habría sido visto con vida en el Departamento Central de Policía y en la ESMA, a partir del 26 de enero de 1977. Un mes y medio después de su desaparición, el 4 de marzo de 1977, se interpuso un habeas corpus ante el Juzgado Nacional en lo Criminal de Instrucción N° 98, que rechazó la petición cinco días más tarde.

En el legajo del Colegio de Abogados de Lomas de Zamora se da cuenta de una presentación realizada por su esposa en 1981. Se trata de un certificado de Declaración de Fallecimiento. Allí se fija como fecha de deceso del 18 de febrero de 1977.

 El relato de lo leído nuevamente traía a mi memoria lo ocurrido en la última dictadura militar en la Argentina. Personas, lugares, hechos, secuestros, desaparecidos, quema de libros, censura, por algo será, los argentinos somos derechos y humanos, el mundial del 78, los falcon verdes, la lucha por el boleto estudiantil, la guerra de Malvinas, los libros leídos sobre el tema, el juicio a la junta militar, las películas vistas que mostraban con crudeza lo acontecido desde 1976 a 1983, el Nunca Más y mi compromiso y promesa a mí misma de mantener viva la memoria en cada alumno o alumna que pasara por mis aulas.

Después de tantos años sentía que tanta muerte y dolor se habían apoderado de mi alma, es en ese momento que decidí dejar de ver películas y leer libros sobre el tema, aunque nunca dejé de cumplir mi promesa. 

Me hacía innumerables preguntas ¿qué relación tenía con Alicia Eguren? ¿Eran amigos o era su clienta? ¿Qué unía a Domingo con John Cooke? ¿Por qué fue él a buscar el pasaporte Alicia? ¿Era uno de los tantos abogados que ayudaba a las personas a salir del país? ¿Era militante peronista o desapareció solamente por conocer a Alicia Eguren y a John Cooke? 

Demasiadas preguntas sin respuestas, solo mi memoria y el recuerdo de algunas anécdotas contadas por uno de los vecinos que conoció a Domingo y que yo asocio con lo que acabo de leer y que interpreto de otra manera. 

“Una vez entraron ladrones al departamento por el lavadero y revolvieron todo, por eso se puso la reja en esa ventana, delante del vidrio” Creo que no fue un robo sino uno de los tantos allanamientos que se realizaban en esa época. 

El departamento se lo compré a la esposa de Domingo, una señora mayor; a mí me llamó la atención la excesiva desconfianza para mostrar el departamento con gente de la inmobiliaria, la negativa de su hijo de querer dejarme una dirección o teléfono para comunicarme con ellos ante cualquier carta que llegara a su nombre. El miedo y el temor seguían presentes en sus actitudes y acciones. 

Así entraron en mi vida, no solamente Angelucci sino también Alicia y John y el Peronismo Revolucionario.

¿Coincidencia? Alicia Eguren era profesora de Literatura, poetisa y escritora. 

Nació el 11 de octubre de 1925. Ella siguió la tradición nacional y popular y se hizo peronista.

 A John William Cooke lo conoció en 1946 y once años más tarde pasó a ser su pareja sentimental para el resto de su vida. Por peronista, fue detenida por la “Revolución Libertadora” en noviembre de 1955 y permaneció encarcelada hasta 1957.

En 1964 ambos fundan Acción Revolucionaria Peronista (ARP).

El 26 de enero de 1977 fue secuestrada desaparecida en el bar “Tortoni” en donde esperaba un contacto, Domingo Angelucci, que le iba a dar un pasaporte para poder salir del país.

Fue vista con vida en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) antes de su muerte, en abril del mismo año.

Estuvo siete meses en el infierno de la ESMA hasta que fue “trasladada” y arrojada al mar en uno de los vuelos de la muerte. 

El “Bebe Cooke” fue una de las figuras más destacadas de la izquierda peronista, el primer delegado de Juan Perón y líder de la resistencia peronista tras el golpe militar de 1955. Su compañera de vida, Alicia Eguren, amiga del Che Guevara, lo acercó definitivamente a la revolución cubana en 1960, donde participó en la defensa de Bahía de Cochinos frente a la invasión norteamericana. Cooke regresó a la Argentina en 1963 e intentó la fusión del peronismo y el guevarismo, además de participar con Alicia en la formación de grupos de apoyo al Che en su intento de regresar a Argentina vía Bolivia. John murió de cáncer en 1968. 

Allí estaba yo leyendo la biografía de dos vidas arrancadas en los vuelos de la muerte. No era lo fantástico de una historia de ficción producto de mi imaginación ni el resultado de mi irracionalidad. Estoy perfectamente cuerda, en mi sano juicio, pero cualquier explicación que esboce, pondrá en duda mi capacidad de raciocinio. Lo cierto es que estoy aquí frente al teclado escribiendo este cuento con su historia  y cómo llegué a su conocimiento y tal vez esto es lo que él buscaba; que la hiciera pública y conocida y para que siempre tengamos presente que “el olvido está lleno de memoria”.