Los planos físicos, emocionales y mentales se superponen en mi ser, creando una complejidad inimaginable de otros planos ilusorios y reales. Me siento abrumada por la cantidad de pensamientos, sentimientos y sensaciones que experimento simultáneamente. Exploro los distintos rincones de mi ser, buscando la coherencia entre los distintos planos de mi existencia.

Mi cuerpo es un receptáculo de emociones, que se manifiestan en forma de tensión muscular, sudoración y aceleración del ritmo cardíaco. Mi mente es una constante tormenta de ideas y pensamientos, que se agolpan unas sobre otras, compitiendo por mi atención y concentración.

En este universo de sensaciones y pensamientos, mi yo consciente lucha por encontrar su lugar. Soy una espectadora de mi propia vida, observando cómo se entrecruzan los distintos planos de mi ser, tratando de encontrar un equilibrio entre ellos.

El equilibrio parece imposible de alcanzar. Me siento como una marioneta, controlada por fuerzas invisibles que me arrastran en distintas direcciones.

El camino no es fácil y queda poco por recorrer. Quizás, al final, encuentre una versión más completa y auténtica de mí misma.