A veces me pregunto cuántas veces en mi vida fui Martín Fierro, luchando por enfrentar los desafíos que se me presentaron; otras veces me sentí como el Viejo Vizcacha, buscando sabiduría en la soledad y la contemplación para afrontar aquellos momentos difíciles.
Y en ocasiones fui como don Quijote, persiguiendo mis sueños con una pasión inquebrantable descubriendo que a veces, la locura y la valentía son dos caras de la misma moneda, y es necesario ser un poco loco para perseguir nuestros sueños más audaces.
En cada uno de estos personajes, encontré una parte de mí misma, un pedacito de mi alma que me inspiró a no rendirme ante las adversidades.
A través de ellos, he aprendido que la vida es una aventura maravillosa, llena de desafíos.