No sé exactamente cuándo empezó la ruptura, porque una relación no se termina imprevistamente, siempre hay indicios que pronostican  el desenlace final. Quizás hubo muchos que pasaron inadvertidos para mí. Tal vez todo empezó con los interminables dolores de cabeza, que para algunos médicos se trataba de “cefaleas en racimo” y para otros era “un problema con el trigémino”, nada que no se resolviese con  un cóctel de analgésicos y miorelajantes. Nunca le di demasiada importancia porque uno aprende a convivir con las dolencias y esos ataques interminables de dolor solo duraban uno o dos días.

           La primera vez que me sucedió algo  extraño que llamó mi atención fue cuando en una charla con amigos dije: “la tema es que no estoy de acuerdo…” Ellos no repararon  en esa incongruencia de concordancia entre el artículo femenino singular “la” y el sustantivo masculino singular “tema”. No fue la única vez que me ocurrió, dos semanas después las dos palabras fluyeron nuevamente de mi boca: “la tema”… ¡Qué horror! Era inaudito estar hablando así, como si no supiera las reglas de concordancia entre artículo y sustantivo. “Es solo producto del cansancio”- me decía, para no preocuparme por estas anomalías y por mi pérdida de memoria. Esto  fue el comienzo de una sucesión de olvidos.

          Verano, calor, espera, ansiedad. Flotan en el aire las emociones y brota por mis poros la inquietud. Reviven a través de las ideas y palabras confusas, las biografías y argumentos de cuentos y novelas de otras épocas. Los personajes de los libros se mezclan entre sí, me  perturban,  me producen cosquilleos, mientras Martín Fierro pelea con  Aureliano Buendía y Don Quijote se bate a duelo  con  Tadeo Isidoro Cruz  por el amor de Ema Zunz y  todos se unen en complot contra mi memoria en un silencio mágico expresivo.

          Entonces los colores contrastantes del impresionismo amnésico me  invaden lentamente y la magia de la reina Mab hace posible lo imposible. ¡Son tan reales mis pensamientos y es tan efímera y sutil la línea que separa  la realidad de  la fantasía y  la cordura de la demencia!

Dativo, acusativo, rosa, rosae, rosarum, París, Madrid, Estambul. Borges, Cortázar, García Márquez, Benedetti.  El desierto, las pirámides, San Juan en otoño; Buenos Aires “aunque me des la espalda de cemento, te declaro mi ciudad…”  Mi pasado, mis vivencias, mi presente y todo lo vivido,  lo leído y aprendido se licuan en el  laberinto de la memoria, donde no existe el tiempo ni el espacio. En mi demencia puedo romper la estructura del tiempo y fusionar pasado, presente y futuro. El túnel de mi mundo interior me muestra a través del aleph otras dimensiones, un realismo mágico me envuelve y la fantasía del entendimiento  le juega una mala pasada a la realidad, cada vez más seguido.

          Soy esfuerzo intentando superar el agotador cansancio, soy recuerdo de una vida plena, tan solo un recuerdo. Intento escapar del tiempo, verdugo implacable, que poco a poco va devorándome las últimas ideas coherentes  de mi mente de docente.

“¿Cómo será mi redentor? ¿Será un toro o un hombre? ¿Será tal vez un toro con cara de hombre? ¿O será como yo?”    Que importa ya, si la ruptura es inevitable y la fantasía del alemán le gana la partida a la realidad. ¿O viceversa?

 

         

 

          REFERENCIAS

 Lo que escribí está inspirado en Susana.

1-  Martín Fierro protagonista del libro “Martín Fierro” de José Hernández.

2- Aureliano Buendía  del libro “Cien Años de soledad” de Gabriel García Márquez

3- Tadeo Isidoro Cruz, Ema Zunz, personajes de cuentos del libro El Aleph, de Jorge Luis Borges.

4-  Nélida y Soriano: personajes de la obra “El reñidero” de Sergio De Cecco.

5- Impresionismo: movimiento pictórico surgido en Francia a fines del Siglo 

       XIX.

6- Alusión al personaje del cuento de Rubén Darío “El velo de la reina Mab”.

7- Realismo: movimiento literario basado en la observación del mundo humano 

       y material.

8- El Túnel” obra de Ernesto Sábato.

9- Realismo Mágico: mezcla la realidad y la fantasía, lo real y lo maravilloso.

10- “¿Cómo será mi redentor? ¿Será un toro o un hombre? ¿Será tal vez un toro con cara de hombre? ¿O será como yo?”

Alusión al cuento La casa de Asterión , de Jorge Luis Borges