La tarde se tiñó albiceleste y el “muchachos nos volvimos a ilusionar…” se hizo realidad. Esa ilusión compartida desde Ushuaia hasta la Quiaca, en cada lugar, en cada rincón argentino, hoy se concretó en una emotividad conjunta y compartida, porque en una exhibición fascinante de destreza y genialidad futbolística, Argentina festeja con alegría y pasión ser campeón mundial.
¡Tanta gloria, tanto fútbol desplegado por sus jugadores y por su técnico! Ellos arremetieron sin miedo, con guapeza para concretar ese sueño final.
“Quiero ganar la tercera, quiero ser campeón mundial…” Y la tercera llegó y toda la gloria para ese jugador que con genialidad plena pide la pelota, aguanta, juega, hace jugar. Jugador mágico esperando el momento para actuar.
Logro en equipo de una final legendaria y los elogios para la Scaloneta de todos los argentinos. La victoria será un recuerdo duradero e imborrable en esta tarde de diciembre.