"...el olvido es un gran simulacro
nadie sabe ni puede, aunque quiera, olvidar;
un gran simulacro repleto de fantasmas"...
Mario Benedetti
 
Recordar es necesario, es construir la MEMORIA; saber que hay hechos que ocurrieron en el país cuando muchas generaciones de argentinos no habían nacido aún y que si no los tenemos presente pueden volver a suceder.
No es una historia fácil de contar, porque a diferencia de otros acontecimientos, los del 24 de marzo de 1976 muchos de los adultos fuimos protagonistas; porque lo que pasó nos pasó a nosotros, les pasó a los padres y abuelos de los más jóvenes, porque son cosas que vimos con nuestros propios ojos y las padecimos en carne propia.
El 24 de marzo de 1976 hubo un golpe de estado.
Un golpe de estado es eso: un golpe que quiebra a la democracia.
Un grupo de personas que tienen el poder de las armas, ocupan por la fuerza el gobierno de un país, conformado por representantes que el pueblo ha elegido con su voto.
Los usurpadores se convierten en dictadores, se sienten poderosos y gobiernan sin rendirle cuenta a nadie.
Quienes recibieron las armas para defender a los ciudadanos en caso de ataques extranjeros, las usan para golpear a la democracia; y ciertos grupos de civiles, los que no tienen ningún interés en gobiernos democráticos, los apoyan, los aplauden e instalan el terrorismo de estado.
En la Argentina hubo 5 golpes de estado en 36 años. El 24 de marzo de 1976 los argentinos que encendimos la radio nos enterábamos que las emisoras habían suspendido su programación habitual para entrar en cadena, algo ya conocido por todos; pero esa vez era diferente… era la primera vez que las fuerzas armadas en conjunto se habían puesto de acuerdo para arrebatar el poder: asumía la junta integrada por Videla, Massera y Agosti.
El golpe no asombró a los más informados porque el terreno para llevarlo a cabo se fue preparando conscientemente y quienes pudieron colaborar con el gobierno democrático, solo participaron para aumentar el caos: la Triple A, la guerrilla, la economía desastrosa, el no gobierno, todo en pos del cumplimiento de la llamada seguridad nacional. Eso hizo que una gran parte de la población, los que confiaban siempre en que las “manos duras” arreglen las cosas, le diera la bienvenida al golpe.
Los golpistas hablaban de aniquilar al enemigo y el enemigo era quien pensara diferente o se opusiera a su gobierno.
Los hechos ocurridos durante la última dictadura militar podrán tener diferentes interpretaciones, pero nadie puede ignorar ni negar la gran cantidad de desaparecidos que hubo, ni los centros clandestinos, ni las torturas que sufrieron.