En esta ciudad que me abraza,
en esta inmensidad sin fin,
en este desierto abrumador que quema
va mi corazón sin alas,
sin soles y sin runbo.
Todo es calcinación,
el día y el sopor,
la vida y la esperanza.
¿Qué me sucede? ¿Qué es esto?
¿Qué ocurre a mi alrededor?
Una cinta me transporta
a un camino sin fin, eterno.
El sueño lo invade todo,
es el límite entre la vida y la muerte
y en cualquier momento estoy del otro lado.
Otra vez la sensación de regresión
de la materia hacia formas primitivas,
a la esencia misma de mi ser.
Nuevamente el límite efímero
y el desafío de cruzarlo.
Tengo miedo de la eternidad,
de ese pasaje ineludible.
Sólo un punto, una tenue luz
y en un instante habré cruzado la línea
para un nuevo comenzar.