Puerta de entrada a los estadíos del alma,
a los laberintos de la mente,
al recóndito itinerario de su interior.
A veces no es fácil traspasar el dintel
pero cuando esos ojos azules,
verdes, marrones o negros
te abren la puerta,
corres el riesgo de quedar
atrapada para siempre.