Quizás la felicidad sea

una efímera realidad de amores y amoríos,

de tristezas y alegrías. 

Tal vez sea sólo, un abrazo, un te quiero

y una cerveza compartida. 

El juego de un niño y las caminatas por Palermo.

El crepitar de las hojas bajo mis botas en otoño,

los colores de un atardecer 

y una buena película en excelente compañía.

El aroma del café en un bar

una tarde lluviosa de invierno;

una buena canción y un libro entretenido. 

Los pinceles deslizándose

en el espacio blanquecino del lienzo

y el perfume a rosas 

invadiendo mi cuerpo y mi alma.