No hay nada.
Nada queda en mí,
solo un montón de ilusiones deshechas
y utopías inconexas.
Un cuerpo tangible y vetusto,
que se desangra al ver
el paso del tiempo.
Pero un aliento irrisorio de vida
sigue palpitando en mi interior
y se aferra con garras a la cruel realidad.
No le importa si es algo material o espiritual,
sólo busca un halo mágico
para volver a volar.