¡Cómo me pesa el tiempo y el espacio

de este “aquí” y de este “ahora”!

Siento sobre mí la pesadez

de esta vida que me abruma.

 

Tú eres la juventud, yo, la adultez.

Tú eres la esperanza; yo, la realidad.

Tú eres el futuro, yo, el presente.

Tan sólo somos dos seres contrastantes.

 

Te miro y por un instante

todo el pesar de mis años desaparece,

y trepados en la imaginación creadora

viajamos al mundo de la fantasía.

 

Transformados en seres alados

llegamos a ese lugar misterioso

donde el paso del tiempo se ha borrado,

donde sólo basta una mirada

y un te quiero pronunciado.

 

De pronto la magia se rompe;

imaginación y fantasía desaparecen

y estamos otra vez aquí y ahora.

Sólo nos queda este juego

de manos que se rozan,

de miradas insinuantes

y de silencios compartidos

en platónicos amores.