Las calles no son las mismas desde tu partida,

la nostalgia lo invade todo.

Pasan los días, monótonos, aburridos,

entre el dolor de no tenerte

y el deseo de olvidarte rápidamente.  

Pero se hace desear “ese olvido”;

la herida es tan profunda

que cuesta encontrar ese pequeño detalle

que la empiece a cicatrizar;

tal vez porque desde ese momento,

comenzará el tiempo del olvido

y te desvanecerás para siempre.  

Te sueño, te presiento, te imagino;

solo son sueños de amor.

Ahora recuerdo hasta los ínfimos detalles

de tu rostro y de tu cuerpo. 

Cierro los ojos y te recorro lentamente;

tu imagen es nítida;

pero sé que a medida que pasen los días,

esa imagen se tornará borrosa, difusa…

y esos detalles se irán borrando en mis recuerdos;

y cerraré los ojos y tu imagen será un esfumino

y ya no podré reconocerte porque serás otro.