Soy un rumor en el tiempo,

y un dejavú en la Historia,

con ciertos fuegos fulgurantes,

algunas luces frías

y cálidas a veces.

 

Soy como una gota en el mar,

sin principio ni final,

vagando por profundidades añiles

con algunas ausencias grises

y llenas de presencias, todavía.

 

Soy como las nubes de una fábula,

huyendo de las ráfagas

de una realidad insensata,

que azota con furia la Argentina;

y en mi ciudad, me aferro al obelisco

para no perderme en el vacío.

 

Soy una garganta que grita.

Mi voz va de norte a sur

de este a oeste,

pregonando este sentir

angustioso de mi pueblo.