Máscaras, disfraces y comparsas

risas, alegría y danzas

todo es una fiesta banal

porque ha llegado el carnaval.

 

Pierrot, Polichinela y Colombina

reviven cada año en una esquina

el arte de la comedia italiana

y la fantasía de una época lejana.

 

Las calles son el escenario

del desorden voluntario

y de coloridos personajes

luciendo sus trajes.

 

Una música murguera

se convierte en la vocera,

con llamativas coreografías

de protestas e ironías.

 

 La fiesta llega al final

todo vuelve a ser real;

cada uno es cada cual

al terminar el carnaval.