Ubicado en una hermosa esquina frente a la plaza Güemes en Palermo. De grandes salones donde el Dadaísmo está presente en sus murales y el detalle de Miró en la vajilla.  Lugar ideal para atenuar las altas temperaturas del verano y para ir en esta pandemia por su vereda ancha donde las mesas están distanciadas y donde Carlos y Eduardo, los mozos que están a la mañana, atienden con toda cordialidad.  Es la confitería que elegí para pasar esta etapa tan difícil.