Quiero compartir con ustedes una anécdota de mi viaje a Tokio en el año 2019.
La última noche decidimos con mi hermana ir a los videojuegos en un local enfrente del Hotel Gracery de Shinjuko. Compramos las fichas y comenzamos a jugar. Transcurridos 30 minutos habíamos ganado y teníamos un balde lleno de fichas. “¡Qué bueno! - dije; en Argentina nunca gano nada.
Mi hermana que había decidido no jugar más se dirige al mostrador para pedirle al señor que estaba allí que le cambiara las fichas por dinero.
Traductor de por medio, la conversación era esta:
Hermana _ Quiero cambiar las fichas por dinero
Señor _ Imposible
Hermana _ No quiero jugar más y he ganado; cámbieme las fichas por dinero.
Señor _ Imposible. Si usted quiere, puede dejar el balde con las fichas para seguir jugando cuando quiera venir. Nosotros se lo guardamos con su nombre.
Hermana _ Mire Señor, me voy mañana, además gané. En mi país, Argentina, nosotros jugamos para ganar dinero y cuando ganamos nos dan el dinero ganado.
Señor _ En mi país, Japón, nosotros jugamos para divertirnos; para ganar dinero nosotros trabajamos.
De más está decir que la respuesta nos impactó y lo felicitamos por la cultura y el respeto que tienen.
Terminamos regalando las fichas a un grupo de 10 jóvenes que estaban en el local. Ante este regalo uno de ellos preguntó: Were are you from?
Argentina, Argentina , Argentina, gritaban y nosotras salimos emocionadas, aunque nuestra cultura sea tan diferente.